Conoce
Nuestra Historia
En está página pasaremos a contar nuestra historia...
23 de Abril: Primera Gran Huelga
A escasos 90 días de la masacre de la semana trágica, cuando se reprimió la histórica huelga de los trabajadores de la metalúrgica Vasena, el 12 de abril de 1919, aproximadamente 3.500 trabajadores bancarios reunidos en Asamblea constituyeron la que entonces se denominó Asociación de Empleados de Banco. Fue un hecho fundacional de nuestra organización sindical, que se constituiría formalmente como Asociación Bancaria, Sociedad de Empleados de Banco, recién en 1924.
Nuestro compañero Andrés Fernández en su libro Centenario de la Primera Huelga Bancaria, Origen del Sindicato Bancario Argentino, Historia de un Conflicto, recupera para nosotros esos hechos fundamentales del sindicalismo bancario, y nuestro Secretario General, Sergio Palazzo, dice en el emocionado prólogo a ese ensayo -que invitamos a leer desde esta nuestra página web-, “muy rápidamente, un 15 de abril, presentan el primer petitorio por reivindicaciones diversas….”. Lo hacen a los bancos de entonces, reclamando en su primer punto el reconocimiento de la organización sindical.
Ricardo Suñé fue designado Secretario General del sindicato, siendo delegado del Banco Español; Virgilio Balbi lo fue como Secretario de su Consejo Central y representante ante la Federación Obrera de la República Argentina, con un fuerte protagonismo de los trabajadores de ese banco privado y de otros aún anónimos para nosotros.
El 23 de abril de 1919, en razón de ese petitorio, convocaron a una primera gran huelga en toda la actividad. Sufrieron, cuándo no, el incumplimiento de los acuerdos que por esa huelga se alcanzaron en los días posteriores en varias entidades, persecución, detenciones, represión, despidos.
Ellos, como documenta el propio libro de Actas del Banco Provincia de Buenos Aires, presentaron en el mismo ese petitorio, junto a los delegados de la institución bonaerense Vicente Ventura y Jorge Alvear, obteniendo la aplicación de un acuerdo que constituye el primer antecedente directo de nuestro convenio colectivo.
Los hechos, el minucioso petitorio reflejando la realidad de la organización del trabajo bancario entonces, y mucho más se encuentra en la versión íntegra del vívido texto de Andrés Fernández, que se puede consultar y descargar en www.bancariabancario.com.ar.
Te invitamos a leerlo, y así rendir homenaje a quienes tienen mucho que ver con nuestros derechos actuales. Con memoria, honor y gloria para todos los bancarios que participaron de aquellos hechos.
Los bancarios y el 17 de octubre de 1945
Un reconocimiento a los compañeros bancarios partícipes de nuestra historia. Por Andrés D. Fernández trabajador bancario del Banco Provincia. Secretario General de la Agrupación Bancaria Justicialista del Banco Provincia de Buenos Aires. Es autor de “Centenario de la Primera Huelga Bancaria y Origen del Sindicato Bancario Argentino”. Esta síntesis pertenece su nuevo libro de próxima aparición “Origen de la Doctrina Peronista y la participación de los trabajadores bancarios”.
A 75 años del histórico movimiento de trabajadores que se congregó en la Plaza de Mayo el 17 de Octubre de 1945, abandonando sus tareas y puestos de trabajo para pedir por la presencia y liberación de Juan Domingo Perón, por considerarlo el líder de un movimiento a favor del otorgamiento de derechos laborales y sociales, es hora de hacer un reconocimiento basado en el revisionismo histórico que involucra a los trabajadores bancarios.
La llamada revolución de junio de 1943 fue para derrocar a un gobierno reaccionario, que venía de mandar en el país durante una década, la década infame, en la que el trabajador no tenía derecho a nada. Las condiciones de vida de la sociedad trabajadora eran miserables, sin acceso a derechos básicos como la educación, condiciones de trabajo, salud y derechos previsionales, entre.
Después del 43, Perón, desde la Secretaria de Trabajo y Previsión, comenzó a transformar el sistema social haciendo cumplir las leyes que estaban sin aplicar desde hacía años y dictando otras nuevas. Se comenzó a discutir los salarios con los patrones, tratando de humanizar el capital, pero no querían comprender que la justicia social había llegado al país. Se empezaron a firmar decretos como el pago de los días feriados –que hasta entonces no se pagaban–, vacaciones, horarios laborales, enfermedad y la aplicación de la Ley 11.729 sobre despido, que había proyectado Alfredo Palacios, pero que apenas se aplicó en contadas empresas hasta que llegó Perón.
Es éste el homenaje a los trabajadores. Me propongo here contar algunos hechos históricos inéditos, muy poco conocidos y basados en documentación de la época para reinterpretarlos a la luz de los documentos descubiertos que revelan hasta hoy datos desconocidos que nos permiten alcanzar un nuevo punto de vista, cumplimentar algunas hipótesis que en este caso revalorizan el rol de los trabajadores bancarios como constructores de un espacio de ideas que se plasmarán de modo concreto en la conformación de una concepción política, con raigambre popular, desarrollada por trabajadores, para los trabajadores, de construir una sociedad más justa. Ello no implica en absoluto desconocer que la construcción colectiva del movimiento peronista incluyó desde sus orígenes a trabajadores de las diversas actividades y sectores de la sociedad.
Las dificultades para la identificación de documentación original, radica en que los períodos de proscripción del peronismo, persecución, quema de libros, fotos y materiales documentales redujo las posibilidades de que se conocieran masivamente los puntos que expongo aquí, todos ellos producto de un trabajo de investigación minucioso con fuentes originales y cruzamiento de datos que nos permiten develar y confirmar hipótesis que fueron planteando y constituirán la originalidad de un próximo libro. del cual esbozo aquí una síntesis, que traerá innumerables datos no conocidos por el público en general.
Esta relación entre los trabajadores bancarios y quien concentra el receptáculo del apoyo del pueblo trabajador, Juan Domingo Perón, tuvo luego de la revolución del 4 de junio de 1943 la revolución creciente de los trabajadores bancarios que tenían una activa participación en nuestro Sindicato, la Asociación Bancaria. Fue desde esa fecha que se encontró la Agrupación de Bancarios Argentinos, quienes con la redacción de sus “Plumadas” en varios periódicos se fueron convirtiendo en las primeras letras de lo que derivó luego en los principios de una doctrina nacional de los trabajadores.
Ahora bien, la fecha en que podemos indicar como el origen de este movimiento popular, el peronismo, es el ya conocido 17 de octubre de 1945. El hecho y sus antecedentes es tan conocido que me relevo de profundizar sobre los aspectos generales para hablar del objeto específico al que nos referiremos.
El Ateneo de Bancarios Argentinos de Estudios Económicos-Sociales surgió a la vida política y social en la inolvidable, gloriosa e histórica noche del 17 de octubre de 1945 con el propósito de luchar por la vida, la libertad, y los ideales del Coronel Juan Domingo Perón.
Así como fuera relatado en el programa de radio “Plumadas Radiales” del Ateneo de Bancarios Argentinos en las audiciones del domingo 11 de mayo y el 19 de octubre de 1952 en L.S.10 Radio Libertad, ese 17 de octubre de 1945 “un grupo de trabajadores bancarios vinculados a la Asociación Bancaria, reclamados por el mismo sentimiento y mezclados al palpitar del pueblo, nos encontrábamos en la histórica Plaza de Mayo, junto a la Pirámide de Mayo, esperando, llenos de emoción, de incertidumbre, de angustia, que la luz y el fervor que se proyectaba desde todos los caminos de la Patria, iluminara el frente de la Casa Rosada.
Desde los balcones de la Casa de Gobierno habla Perón. Son las 23.05 hs. Su voz imponente pero serena se dirige al corazón inflamado de la muchedumbre. Se le escucha en todos los rincones de la Republica. Y desde ese momento ya sabe el pueblo el nombre del futuro Presidente de los argentinos quien finaliza su discurso: “Trabajadores únanse, sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra la unidad de todos los argentinos”.
Y prosigue el relato: “Ya habían dado las 24 horas y ya estaban en nuestra alma y en nuestro corazón las palabras vibrantes del Líder, recuperado, libre, nuestro otra vez. Sus palabras tejieron los lazos que habían de unir a los futuros componentes de la Agrupación, porque fue en esa misma circunstancia, que, bajo la impresión imperecedera del magno acontecimiento, quedó concretada la aspiración de formar una asociación. En verdad, desde que una nueva alborada rehacía los perfiles de la Nación, ya formábamos un núcleo de amigos que, en silencio, pero decididos, trabajábamos en apoyo de un ideal de la Patria, que habíamos entrevisto grandioso. Así, sin una idea preconcebida, venía gestándose el Ateneo en el seno de la Agrupación Bancarios Argentinos.
Y también de esa forma, fuimos enrolándonos en la columna victoriosa de los Descamisados, de los que trabajan y luchan en todos los rincones de la Patria, de los que, emergiendo de una vida sin esperanzas, supieron elevar el ánimo y conquistar el derecho de marcarse su propio destino en la historia de la humanidad.
Fue ese mismo día en que ese grupo de trabajadores bancarios tomó la determinación de constituir un agrupamiento que tomó forma mediante una Declaración de Principios y fue publicada en el diario “La Época” para transformarse definitivamente en el Ateneo de Bancarios Argentinos de Estudios Económico – Sociales que se concretó el 17 de noviembre de 1945.
La Declaración de Principios puede considerarse a la luz de los hechos como uno de los documentos fundacionales del peronismo, por su contenido, principios y postulados que hoy constituyen en lo político, en lo económico y en lo social, la substancia ideológica del movimiento y también por el rol que tuvieron sus mayores referentes durante casi una década ininterrumpida de trabajo con Perón hasta su derrocamiento por el Golpe de Estado de 1955.
Dada su importancia capital en los orígenes del peronismo consideré consignarlo en este homenaje tal cual se ha esbozado en el original de su propio instrumento de difusión, la Revista Plumadas – Tribuna del Ateneo de Bancarios Argentinos que editó el Ateneo de Bancarios Argentinos, que expresa así:
DECLARACIÓN
El CORONEL JUAN DOMINGO PERÓN, por ser el intérprete de los sentimientos auténticos de los intelectuales, obreros, empleados y fuerzas armadas de la Nación; por haber servido a unos y otros con la fiel dedicación de su inteligencia y capacidad; por haber demostrado entereza de hombre incorruptible y argentino íntegro; por su dedicación a los problemas sociales y, por último, por reconocerlo como el más capacitado de los hombres públicos del momento, DEBE SER ELECTO PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA.
Con tal fin, los ciudadanos argentinos debemos agruparnos a los efectos de imponer con nuestro voto, en forma pacífica, el nombre del CORONEL DON JUAN PERÖN, como Presidente de la Nación Argentina.
Unidos en un noble afán patriótico de depuración institucional y política establecemos que LA AUTÉNTICA DEMOCRACIA, consiste en el gobierno DEL PUEBLO, POR EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO. Toda alteración de esta definición es una parodia de la democracia. Los lemas básicos de la democracia así concebidos son los siguientes:
LIBERTAD: Porque la libertad es un derecho inalienable mientras no lesione la libertad ajena. Ningún ciudadano es libre mientras no lo sea su Patria. Toda restricción a la libertad de la Nación es una limitación injustificada e ilegal de la libertad individual de sus ciudadanos. La libertad del individuo dentro de lo expuesto constituye la PERSONALIDAD DEL CIUDADANO. La libertad de la Nación es expresión de su SOBERANÍA.
IGUALDAD: Todos los ciudadanos son iguales ante la Nación y deben serlo frente a sus leyes. Ninguna igualdad es perfecta si, además los ciudadanos no tienen idénticos deberes. Un individuo sin deberes es un déspota.
FRATERNIDAD: Nada duradero ni efectivo se construye sobre el odio o el recelo. El encono es la negación de la fraternidad. El amor al prójimo, sin distinción de raza, religión o casta, nos hace justos.
Un ciudadano que no ama a sus compatriotas es un monstruo.
PRINCIPIOS BÁSICOS
I) Supresión de toda restricción a la libertada individual o colectiva que sea compatible con el bienestar y seguridad de la Nación.
II) Establecimiento de la igualdad de derechos y deberes del Capital y el Trabajo, mediante la implantación de leyes que la hagan efectiva.
III) La fortuna personal excesiva (supercapitalismo) engendra privilegios que destruyen la igualdad de los hombres frente a la Ley y a la Nación. Es la negación del derecho. El estado debe evitar ese desequilibrio, corrigiendo sin violencia, tal estado de cosas, y en especial, mediante la distribución equitativa de las ganancias.
IV) El Capital y el Trabajo no son contradictorios sino complementarios. El exacto equilibrio encierra la Justicia Social.
V) Para obtener la Justicia Social, el ESTADO DEBE asegurar como mínimo: AL INDIVIDUO: a) un trabajo permanente, b) una retribución suficiente y c) un medio adecuado de protección en su vejez e incapacidad; AL CAPITAL: a) una justa retribución de las inversiones; b) estabilidad monetaria e impositiva y c) supresión de trabas internas innecesarias.
VI) Para contribuir a la Justicia Social el CAPITAL DEBE: a) someterse al control del Estado; b) implantar nuevas industrias estables o mejorar las existentes y c) asumir y cumplir por sí mismo, la tarea de distribuir una parte razonable de sus ganancias entre sus obreros y empleados que las obtienen.
VII) A los fines de fomentar la Justicia Social, el INDIVIDUO DEBE: a) Trabajar con eficiencia y dedicación, mientras no esté impedido; b) perfeccionar sus conocimientos con miras a un mayor rendimiento de su trabajo y c) educar a sus hijos en iguales principios.
POSTULADOS
a) La Patria le debe todo al Trabajo y a los trabajadores; los demás le deben todo a la Nación.
b) El que ataca a su Patria o a sus obreros, DEBE comprender su error.
c) La grandeza de la Nación depende del mejoramiento de su clase obrera.
d) PERÓN SERÁ PRESIDENTE DE LA NACIÓN.
Buenos Aires, 17 de octubre de 1945.
Si alguien pensara que esta declaración de principios utiliza sólo una expresión de deseos, de acompañamiento, verán que no se trató de ello en absoluto. Los trabajadores bancarios, miembros partícipes del Sindicato, la Asociación Bancaria (Sociedad de Empleados de Banco), tuvieron un rol fundamental, no sólo en la defensa de los derechos de los trabajadores, sino en el desarrollo de ideas, trabajos y proyectos que dieron origen a la Doctrina Peronista en ciernes por ese tiempo. Se trata de una declaración que podríamos llamar “bases y fundamentos para una doctrina de los trabajadores”.
Los principales líderes, trabajadores bancarios del nuestro Sindicato
El Ateneo de Bancarios Argentinos, fue liderado por años por dos compañeros bancarios, muchos de extracción sindical vinculados a la Asociación Bancaria. Su Presidente, el compañero Bernardo Gago provenía del Nuevo Banco Italiano y su Vicepresidente Primero era Ángel J. Miel Asquía, perteneciente al Banco Holandés Unido.
Bernardo Gago, fue el primer Presidente de la Comisión Pro-Estabilidad y Escalafón del Personal Bancario en el año 1935, fue Vicepresidente y Secretario de la Asociación Bancaria durante varios períodos, Organizador del Primer Congreso Bancario Nacional, y Secretario de la Comisión que obtuvo la implantación del horario continuo en la actividad bancaria. En 1940 integró el Directorio de la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias hasta 1943 y simultáneamente representó al Gemio en la Comisión Asesora que estudió y propuso al Poder Ejecutivo la reglamentación de la Ley 12.637 y las normas del Tribunal Bancario. Fue designado por el BCRA para estructurar el Estatuto Bancario basado en los Derechos del Trabajador. Presidente del Ateneo de Bancarios Argentinos desde el 17 de octubre de 1945. Fue el primer intendente electo del distrito 4 de Junio (Lanús) en mayo de 1948 hasta completar su mandato. Fue Diputado Nacional por Buenos Aires desde el 25 de abril de 1952 y renunció el 26 de octubre de 1954 para hacerse cargo del Municipio de la Ciudad de Buenos Aires desde el 27 de octubre de 1954 hasta el 23 de septiembre de 1955 cuando fuera derrocado por el golpe militar de 1955. Jamás dejo su tarea gremial bancaria, independientemente de los cargos asumidos.
Ángel J. Miel Asquía fue Miembro de la Comisión Ejecutiva Pro-Reforma del horario bancario, Secretario General de la Asociación Bancaria, Secretario del Primer Congreso Bancario, Director de la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias, miembro Asesor de la Ley 12.637, Presidente de la Comisión Estatuto Congreso Bancario 1947, Vicepresidente del Ateneo, Director de la Revista Plumadas del Ateneo, Integrante de la Comisión que en el Banco Central estudia la estructura del Estatuto Único. Fue el primer trabajador bancario en ocupar una banca de Diputado Nacional por la Capital Federal. Además, fue Presidente del Bloque del Partido Justicialista en la Cámara de Diputados de la Nación desde el 25 de abril de 1948 hasta 1955.
La Comisión Directiva del Ateneo también la integraron por años diversos compañeros pertenecientes a los Bancos Provincia de Buenos Aires, Hipotecario Nacional, Crédito Industrial Argentino, Banco de la Nación Argentina, Banco de Italia y Río de la Plata, Banco Central de la RA, Francés e Italiano, Popular Argentino, Galicia y Buenos Aires, Londres y América del Sur. Entre ellos por mencionar a algunos se destacaron Alfredo E. Lafforgue, Ismael Sanfurgo, Alfredo Machargo Santiago Mele, Eduardo M. Tesaire, Jaime Gallart, Emilio Soler, Roberto Meisegeier Orestes Lértora, Clodomiro Bottini, Ernesto López Lacueva, Alejandro Meana, Mario Carvalho, Juan Carlos Gonetti, José A. González, Oscar Barletta, Santiago Tasso, José M. Marcos, Carlos Benítez, Diego Borrero, Jorge Landa, A. Pinchetti Miguel Millara, JR Sffaeir, Rubén Enrique Robira.
El citado Ateneo tuvo, en sus comienzos, tres espacios para el desarrollo de sus actividades: la sede central en la calle Florida 334 en Capital Federal, y dos filiales: una en La Plata, provincia de Buenos Aires y otra en Rosario, provincia de Santa Fe, a las que en 1949 se sumó la de la ciudad de Córdoba y otra en Tucumán.
Su labor en beneficio de los derechos de trabajadores bancarios alcanzaría el cumplimiento de la legislación laboral como la implantación del horario continuo a partir del 1 de septiembre de 1944 y la reglamentación de la Ley 12.637 de 1940 que estableció mejoras para el Estatuto del empleado bancario, la estabilidad “absoluta” laboral, la carrera bancaria y el Escalafón Bancario que se pusieron en práctica a través de los Decretos de Ley 15.355 y el Decreto Reglamentario 20.268 (1946).
Perón reconoce a los trabajadores bancarios como precursores de su movimiento y su doctrina
Son innumerables las citas en las que Juan Domingo Perón y Eva Perón han hecho referencia a la labor de este grupo de trabajadores bancarios quienes desde su lugar político y gremial trabajaron por el otorgamiento de derechos laborales y sociales para los bancarios y la comunidad, además de la doctrinaria laboral en material económico social.
A modo de síntesis mencionaremos aquí algunos pasajes de este importante reconocimiento histórico que en ocasión del acto el 9 de diciembre de 1949 en el Salón Blanco de la Casa Rosada, junto al Diputado Nacional bancario Ángel José Miel Asquía; y el presidente del Ateneo Bancarios Argentinos, Bernardo Gago brindó el Presidente Perón ante los miembros del Ateneo de Bancarios Argentinos allí presentes.
Señores: “En primer término, agradezco la presencia de ustedes, que me brindan la inmensa satisfacción de poder saludarlos; y, en segundo lugar, agradezco también las palabras del compañero Gago, porque sé bien que las suyas no son meramente palabras, sino que es la voz del Ateneo Bancarios, que se ha jugado activamente en los momentos más difíciles. Esas palabras trasuntan solamente los hechos que hemos venido viviendo juntos en esta lucha, tanto el Ateneo como nuestras fuerzas de combate, dentro del panorama político de la Nación”.
“Nosotros, señores, ya llevamos tres años de trabajo en el gobierno y en la acción política, y tenemos ya proyectada la conformación de una Escuela Superior Peronista, que hemos de fundar próximamente, y que estará destinada a los estudios superiores de nuestra doctrina”.
“Es indudable que el movimiento no podrá olvidar nunca que quien inició esa Escuela Superior Peronista fue el Ateneo Bancarios. Fue de él de donde salieron los primeros estudios de carácter doctrinario, el análisis de esa síntesis que nosotros expusimos al pueblo y la Nación entera sobre la conformación de una nueva doctrina todavía entonces desconocida en nuestro país. Es probable que esa Escuela Superior Peronista pueda avanzar y progresar. Será una escuela donde asentaremos doctrinariamente nuestra doctrina; desde allí, formaremos hombres capacitados para extenderla por toda la República y dotados de los estudios necesarios para hacer una diversificación y una tecnificación perfecta de cada uno de los aspectos de esa doctrina. Yo les hablo a ustedes de este tema porque sé que les va a ser grato. Ustedes han trabajado incansablemente en esto, no solamente en el aspecto teórico sino también en la lucha misma; han intervenido activamente en esa lucha con publicaciones, con discursos y con la tarea directamente desarrollada en los Ateneos mismos, y en los lugares de trabajo…..”.
#… .Señores: En pocas palabras, yo he querido decirles con mi pobre elocuencia qué es lo que yo aprecio de los Ateneos Bancarios, y qué es lo que yo quisiera, que en cada ciudad y en cada pueblo de la República hubiera un Ateneo Bancarios. Ustedes forman dentro de la comunidad argentina un núcleo de hombres instruidos y capaces. Son algo así –y esto lo sabe todo el que ha vivido en un pueblo o ciudad de provincia– como los consejeros de grandes núcleos de personas son los que llevan, dentro de los organismos de los bancos, la palabra rectora a muchos sectores…. Ustedes son de los elementos más evolucionados de nuestra comunidad; son hombres decentes que hacen una vida regular, dentro de la irregularidad espantosa en que se desenvuelven muchas otras agrupaciones. Son hombres no solamente honrados, sino que tienen obligación de serlo y están controlados. A menudo, los hombres que van subiendo en los bancos no pierden de vista nunca a los muchachos que van creciendo, que viven y se crían aconsejados y vigilados por los demás, viejos y con más experiencia, posiblemente. De manera, pues, que ustedes conforman una organización de alto valor moral dentro del país. Son gente con conocimientos, evolucionada y con cultura. Piensen ustedes que si esto que espontáneamente ha surgido dentro de los bancarios argentinos, sin que yo les haya dado nada para ayudar a esa formación –posiblemente el Ateneo Bancarios es la única organización que jamás ha recibido una ayuda material ni de ningún otro orden, ni del gobierno ni de nuestra organización política– trabaja con una organización más moral que de otra naturaleza; cómo no he de estar yo profundamente agradecido y no he de pedirles que sigan trabajando en eso, que es verdadera obra de argentinos, que en este campo en que ustedes están trabajando hay una infinita labor que realizar, y que levanten Ateneos Bancarios en todo el país, no para enseñar otras cosas sino para enseñarle al pueblo argentino a pensar en nuestra Patria, .. Y les pido a todos los bancarios que hagan proliferar esos Ateneos, que los funden en todas las ciudades y pueblos, pues sé que, being una institución de bien público, de un absoluto desprendimiento, de un virtuoso desprendimiento –difícil de encontrar en estos tiempos -, tiene que progresar y seguir adelante ” .
“Finalmente, me pongo como siempre incondicionalmente a sus órdenes, como un soldado más de los Ateneos, porque a mí me gusta honrarme incorporándome a las organizaciones honradas, y me gusta honrarme disparándole a las que no son honradas”.
“Por último, el amigo Gago preguntaba si yo leía las publicaciones de Revista Plumadas de ustedes. No solamente las leo, sino que también hago averiguar. Me interesan especialmente. Si esto fuera hecho por otra institución que no conociese tan bien, y no tuviera de ella el concepto que acabo de expresar del Ateneo Bancarios, quizás no lo tomaría en serio. Pero, señores, esta es la tarea de autodefensa que los hombres decentes deben hacer en bien de la decencia, diciendo francamente lo que observan. Ésta no es una labor destructiva ni insidiosa; es simplemente el conocimiento que todos debemos tener de los hombres que no cumplen con su deber. En este sentido, no me disgusta, sino que me agrada, y lo agradezco profundamente, porque yo también, de cuando en cuando, necesito saber qué ocurre y dónde ocurre. Si todas las publicaciones me podrían decir “en qué Banco ocurrió”, sería una gran cosa para mí; por eso, las agradezco. Muchas gracias; buenos días ”.
Este merecido homenaje a muchos trabajadores bancarios que, siguiendo un ideario político y una mirada sindical, fueron participes de esta gesta que hoy es parte de nuestra historia de los trabajadores.