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Alejandra Blanes

Secretaria de DDHH Género e Igualdad – Seccional Trelew

Agenda de Cuidados

Las propuestas:

  1. Hablemos! Hablar de Derechos, educar para ejercer libremente nuestros  derechos. El derecho a cuidar, a ser cuidado, y al autocuidado.
  1. Igualemos derechos: igualdad es equidad. Unifiquemos los derechos ganados en  materia de cuidados, para tod@s l@s  compañer@s bancari@s.
  1. Sumemos derechos. Ampliemos el concepto de familia y familiares directos.  Pensemos nuevas licencias sin distinción de género.
  1. Creemos las bases de las políticas públicas de cuidados.

Agenda de Cuidados – Breve desarrollo de las Propuestas

Igualar y sumar derechos donde hoy todavía no fueron reconocidos.  Unificar los plazos de las licencias de cuidados existentes y proponer su  aplicación a todo el universo de trabajadores bancarios.

Establecer licencias de cuidados universales, que alcancen a tod@s l@s  compañer@s bancari@s.

Políticas de derechos que resulten superadoras respecto de los acuerdos  individuales tan diversos y desiguales, que hoy existen en las distintas  entidades bancarias.

Proponer una Licencia por enfermedad de familiar directo (cónyuge, hijos,  padres); independientemente de cómo se conforme el núcleo familiar.  Ampliar el concepto de familia y de asistencia de cuidados.

Recordemos que, el derecho de cuidado es una necesidad y un derecho para  todos en algún momento del ciclo de la vida.

Construir un camino hacia la equidad. Desde la premisa de saber que más  derechos para tod@s, sin distinción de género, significará siempre más  posibilidades de desarrollo personal y profesional para tod@s también.  Proponer una licencia al mes para trámites personales, independientemente  del género.

Que nuestros consensos creen las bases de las políticas públicas de cuidados  que definan un marco legal común a la Banca Pública y Privada.

El ¿por qué y el para qué? 

La importancia de conocer nuestros derechos y de hablar sobre ello:

De nuestro primer encuentro virtual una de mis reflexiones e incluso autocrítica fue  pensar hasta qué fibras más íntimas de nuestra personalidad y subconsciente nos  atraviesan los mandatos sociales, los paradigmas de conducta, las pautas generacionales  y la mirada del otro cuando no ejercemos un derecho. Al punto de distorsionar la realidad  y justificar no hacer uso y ejercicio pleno de nuestros derechos.

Gran parte de este propio boicot reside en esos mandatos, pero también hay muchas  veces ignorancia, desconocimiento. Si la educación es siempre la llave que abre las  puertas y derriba muros, creo que educar acerca de nuestros derechos quizá nos ayude  a vencer la culpa de hacerlos propios, y ejercerlos sin tener que argumentar su defensa  ni explicar lo que simplemente por derecho ya es nuestro.

El valor de las ideas, el consenso, los acuerdos y el lenguaje común que pueda  expresarlos a través de políticas públicas:

Si no ejercer un derecho nos disminuye y da ventaja al retroceso, cuánto más nos reduce  aún la disparidad e inequidad de dejar casi a la buena voluntad de cada Organización  incluir en su agenda la Agenda de Cuidados.

Quizá suene un poco a utopía o hasta casi pretencioso plantear en esta instancia esta  propuesta. Pero otra triste conclusión de nuestro primer encuentro fue escuchar  realidades tan distintas entre compañeras de trabajo todas pertenecientes al mismo  sector, todas bancarias. Sin embargo, hay un abismo de diferencias en derechos hoy; en  pleno 2022 y en este contexto de empoderamiento femenino. Esa ausencia de un marco  legal, superador incluso a un Protocolo común, abre enormes diferencias por ejemplo,  entre la Banca Pública y la Privada, e incluso entre un Banco y otro.

Y nuevamente esa falta de ejercicio de nuestros derechos vuelve a reducirnos, y en lugar  de pelear nuevas batallas, nuevas necesidades que los cambios sociales exigen, debemos  retomar luchas que en otros sitios ya han sido ganadas. Me pregunto entonces si esa  suerte de “jurisprudencia” no puede acaso actuar como un antecedente para políticas  públicas comunes, únicas, sin zonas grises, buenas o malas voluntades, culpas o legítima  defensa; políticas que a todos nos permitan gozar del ejercicio pleno de nuestros  derechos.

Pensando en propuestas concretas, en mi caso elegí destacar – además de la unificación  de los plazos de la licencia por maternidad y la incorporación de la nueva licencia para la  crianza-; la Licencia por enfermedad de un familiar directo, porque pensé en el rol de  cuidado que entre tantos otros roles tenemos las mujeres.

Multiproactividad o multifunción que ejercemos casi en forma natural, impuesta o  espontánea, pero sin duda muy propias y a veces exclusivas a nuestro género.  Y también imaginando las diversas familias que cada persona crea y tiene, intenté no  limitar ese derecho sólo hacia los hijos sino extenderlo a cualquier familiar estrecho a  cada núcleo familiar (cónyuges, hijos, padres).

La licencia de 1 día al mes para trámites personales, surge de nuestra charla sobre el día  femenino. Si de aportar igualdad se trata, y pensando en sumar siempre más a lo que ya  tenemos, creo que la posibilidad de contar con 1 día para lo que necesitemos, sería muy  bienvenido para tod@s, compañeras y compañeros.

En la Banca Privada casi por norma general no existe la emergencia, la producción está  estrechamente ligada a la planificación estricta de los recursos necesarios para lograr los  objetivos presupuestarios que cada organización impone. Al punto de deshumanizar  muchas veces nuestra tarea. La empatía y valores como solidaridad y unión se ven  claramente amenazados en un sistema de producción bastante inflexible, sumamente  competitivo y muchas veces tirano. Desde esta realidad la posibilidad de contar con 1 día  que pueda cubrir esas necesidades urgentes, trámites esenciales o eventos importantes,  me pareció sumamente valioso.

¿Cómo se hace?

Hablando, educando, difundiendo. Encontrando puntos en común, identificando  necesidades, enarbolando derechos. Plasmando las ideas y los acuerdos en un  documento común que sea la base de nuevas políticas públicas; superadoras de acuerdos  particulares.

Por todo lo expuesto creo que la mejor herramienta para concretar nuestras propuestas  es lograr impulsar las políticas públicas comunes a todos que expresen en forma  unificada la necesidades y derechos de nuestras propuestas.

¿Qué aportará a las Organizaciones?

Claramente sabemos que sumar derechos es un aporte valioso para cada una de nosotras  y de nuestros compañeros. Esta sola afirmación dilucida qué aportará a cada  Organización, porque las organizaciones inteligentes saben que no son otra cosa más que  la suma de cada uno de sus colaboradores. Trabajar en un buen clima laboral, acceder a  más derechos y mejores condiciones de trabajo no puede resultar en otra cosa que no  sea mejores resultados y productividad.

En nuestro Banco uno de los ejes que se incorporó al plan estratégico de la organización  es el Great Place to Work. Estas palabras en inglés representan una encuesta en la que  las empresas califican (o no) como los mejores lugares para trabajar. Posicionarse en este  ranking aporta valor a las organizaciones y las referencia en un mercado altamente  competitivo.

Las consultoras globales que guían a las organizaciones en este proceso, promocionan su  tarea sobre la base y con la certeza que las organizaciones obtienen mejores resultados  de negocio focalizándose en la experiencia laboral de sus empleados.  En lo personal, coincido absolutamente con esa afirmación, aunque también se con total  certeza y tristeza que, muchas veces las empresas abordan este desafío con mucha  hipocresía…

Pero regresando a nuestra pregunta sobre ¿qué aportaría a la organización empleados  con más derechos, reconocimiento y beneficios?: claramente personas más felices de  trabajar y pertenecer a esa Organización.

Y si bien sería abordar otra discusión hablar de la clara posibilidad de reducir la jornada  de trabajo, ya existen nuevas condiciones, formas, tecnología y recursos para  argumentar que los resultados y la productividad no responden a modelos de carga  horaria y condiciones de trabajo sin espacio ni flexibilidad para el desarrollo de las  personas, y el sano ejercicio de nuestra humanidad en un entorno de trabajo con mayor  equilibrio entre la vida laboral y personal.

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