Queda mucho por recorrer, pero de todas maneras es un buen momento para reivindicar los logros de la mujer en espacios de poder.
En las últimas décadas se ha avanzado mucho en la participación de la mujer en ámbitos relacionados con organizaciones que anteriormente sólo tenía lugar la figura masculina. Esto ayuda a mejorar la calidad de los liderazgos, la participación democrática en todas sus expresiones, entendiendo a la democracia plenamente eficaz cuando se desarrolla en la diversidad. Esta diversidad se caracteriza por una participación de mujeres y hombres en los procesos de toma de decisiones políticas. Se necesitan mujeres y hombres que lideren juntos.
Si tomamos en cuenta datos de Latinoamérica , de acuerdo con la Unión Parlamentaria Internacional, en de febrero un 34,9% de los miembros de los parlamentos nacionales de América son mujeres, más que en Europa (31,1%) y que en cualquier otra región del mundo. En la actualidad, algunos parlamentos nacionales se acercan o incluso superan el 50%. Hay un muy notable acuerdo entre partidos de distinta tendencia de construir una democracia paritaria.
Igualdad y participación
De todas maneras, el debate de cómo lograr una participación igualitaria de las mujeres en los procesos de toma de decisiones políticas sigue rondando la agenda de la región, aunque ciertamente no en los principales titulares. Los partidos políticos, gremios, organizaciones e instituciones tienen la tarea primordial y esencial que destacarse en este tema. Son instrumentos de vital importancia que potencian cambios en la sociedad.
El debate sobre las cuotas femeninas está presente en el seno de todas las organizaciones, pero se genera de formas diferentes y con resultados diversos. Por un lado, cada vez más leyes aspiran a la paridad, en muchos partidos existen fuerzas con poca acción que actúan a favor del menoscabo de las mujeres. A menudo, los partidos se limitan a admitir mujeres solo para alcanzar la cuota prescrita por la ley. Esto se ve acentuado por el hecho de que las mujeres políticas demasiadas veces siguen teniendo poco poder político real dentro de los partidos.
Organizaciones y la modernidad
Por tanto, la aplicación de políticas en favor de una representación más igualitaria entre hombres y mujeres no es, en última instancia, más que la punta del iceberg, debiendo tener especial atención a lo que existe bajo el agua , donde hay otra gran masa de hielo difícil de trabajar.
Seguro tendremos que trabajar en propuestas que acaben con los estereotipos, las imágenes misóginas y, sobre todo, la desconfianza hacia las mujeres que ocupan cargos jerárquicos, políticos, de poder, y estar convencidos que este cambio no tiene freno.
Pensando en más y mejores espacios de integración plural con más propuestas enfocadas a la igualdad en sus espacios de conducción y representación podrán estar aptos para los desafíos de la democracia del siglo XXI.
Lic. Mariela Vallejos – Docente Universitaria- Consultora